sábado, 2 de mayo de 2015

Esfinge preñada de enigmas


Art by Shin KwangHo



La locura es un vidrio, una ventana a lo desnudo. Los ojos idos se recrean, voyeurs de lo prohibido que arrecia en ellos de la manera más natural: la biológica. Las palmas de las manos palpan el velo sólido, se aprietan contra él y sienten el frío de la soledad penetrándolas; transgreden su propia palidez buscando ser translúcidas. Quieren prescindir de contornos. Los contornos son límites, y ellos rebasan cada uno de ellos.
(Yo rebaso cada una de las líneas de mi dibujo.)
A las manos les sigue el resto de ellos: cuerpo, mente y alma, la suma de toda criatura bendecida con la vida. Se conducen con las manos por delante porque les salen al paso quimeras a las que temen y que se corporizan en fauces con las que justifican su gangrena. Se infligen heridas que no sienten, se caen a pedazos y no ganan ligereza que los ascienda. No. El cielo os está vedado, ¡malditos! Yo soy la guardiana de vuestras puertas, la desdichada e híbrida criatura que mantiene entornada la puerta entre la realidad y la locura para vigilaros, niños que jugáis con la muerte, que construís con los huesos. Vuestra risa pura, cristalina, genuina me ha arrastrado a vuestro juego, y ahora a dónde pertenezco.
Y ahora dónde más me miro si sólo me gustan tus ojos de espejo.
Encajas tu pupila en la mía a una proximidad que estrechamos en nuestra mutua atracción, y de pronto todo desaparece al umbral de tus ojos. Se abre un nuevo paisaje velado por la noche: no hay perspectivas que ahonden en la lejanía, no hay a dónde ir. Solo abismo.
He estado delirada otras veces.
He caído en ti antes.
Solo es querer morir sin morirse.
Solo es estar muriéndose sin rondar el final.


Lara xx

Dos de mayo


Art by Shin KwangHo




Canibalismo.
Es también arremeter contra el ego. Suplantar una identidad por otra. Quiero vestirte, pero como tú si vives, como tú si estás lleno de vísceras, te engullo, que a mí, al ser continente de vacío, me cabes, y aún me queda margen en los pulmones para que cojas tú última bocanada de aire y me maldigas. Ahora operas desde mí, como un árbol que no puede contener sus maravillas ante el reclamo de la primavera; así tampoco tú puedes permanecer intacto al sobrevenir de mis estaciones: y te reclamo a mis ritmos, y tan pronto te has desvestido sigo tirando de tu piel para ver qué hay debajo. Y tan pronto te has puesto los zapatos para salir a caminar bajo la lluvia te estoy mirando los pies para rebuscar en tus raíces, para descubrir dónde arraigas y parecérmele en la medida en que pueda. Tan pronto te has ido y salgo detrás de ti, a soplar contra el viento para devolverte a mí con la candidez perpleja de quien se siente aparecer por arte de magia.
Pero no. A todo no.
Te conviertes en un punto, en una mancha arrasada por el paisaje fragmentado por la lluvia.
Siempre he dicho que yo nunca moriré.
Ahora más que nunca sé que no hay verdad más cierta sobre mí.

Lara xx