Título: Black Birds
Autor: Laura Makabresku
Fuente: Flickr
Emily.
Emily
Emily
Emily.
Emily
Emily odia
Emily odia no inspirar lo suficiente a los poetas
que no tengan más recurso que su nombre
para bordear de su profundidad la orilla.
Quisiera una oración
una apelación a su clemencia
antes de ser navegada.
para bordear de su profundidad la orilla.
Quisiera una oración
una apelación a su clemencia
antes de ser navegada.
Prefiere ver perfilada su sombra
antes que su fisonomía de pájaro
siendo como es ella oscura
siendo como es ella plañidera
sobre las tumbas de la Naturaleza.
antes que su fisonomía de pájaro
siendo como es ella oscura
siendo como es ella plañidera
sobre las tumbas de la Naturaleza.
Es la noche
su pérdida más llorada
su ausencia más sentida
su espíritu más recurrido
y le canta con tan dulce voz
que a los durmientes mataría
llevándolos a estados de paz aún más elevados.
Y es para Emily la noche
su pérdida más llorada
su ausencia más sentida
su espíritu más recurrido
y le canta con tan dulce voz
que a los durmientes mataría
llevándolos a estados de paz aún más elevados.
Y es para Emily la noche
muerte prolongada que enmudece
en consonancia con su mordaza
en consonancia con su mordaza
y Emily añade:
durante la noche
todos nosotros
ensayamos la Muerte
sobre nuestras camas.
ensayamos la Muerte
sobre nuestras camas.
Los cuervos.
Le fascinan los cuervos.
Si las demás niñas aprietan contra los ojos las manos
hasta casi dentro de las cuencas empujarlos
al merodear cerca dicho pajarraco
hasta casi dentro de las cuencas empujarlos
al merodear cerca dicho pajarraco
temiendo de la bestia su apetito macabro,
Emily se pone su más oscuro vestido
y se tiende inmóvil en el prado,
soñando la adopción
de sus semejantes espirituales:
los tristes voluntarios.
de sus semejantes espirituales:
los tristes voluntarios.
Al final
siempre vuela sola a cimas imaginadas,
siempre vuela sola a cimas imaginadas,
y hunde su atroz pico en la carroña de los héroes
que fracasaron al intentar salvarla.
A veces
rapiña pequeños tesoros
de los cadáveres de sus muertos,
de los cadáveres de sus muertos,
y llena sus bolsillos de oro por la sangre oxidado
de terciopelo con el que bloquea
el alba que asoma a sus ventanas,
el alba que asoma a sus ventanas,
de tocados de plumas con los que se fabrica alas,
de brillantes mosaicos de luz y color
que las piedras preciosas despliegan.
Y no hay entre todos los difuntos uno solo que le sea sagrado.
Saquearía la tumba de sus padres si algo de valor supiera allí enterrado.
O si le indicasen la constelación
que en el firmamento integran.
Pobre y sola,
Emily se abraza a los demonios que la consuelan
del don por Dios otorgado: un bello cantar que asimila ángeles,
que la ha hecho esclava
de los herederos de fortuna y desposeídos de gracia
ambiciosos de lo que jamás será
aunque lo custodien
plenamente suyo.
(Emily, Emiy, Emily
consúmete de hambre
hasta deslizarte entre las costillas
del monstruo que te engulle.)
aunque lo custodien
plenamente suyo.
(Emily, Emiy, Emily
consúmete de hambre
hasta deslizarte entre las costillas
del monstruo que te engulle.)