jueves, 3 de diciembre de 2015

La gente no quiere que la quieran

Nan and Brian in bed, New York City, 1983. Nan Goldin.


Yo no dejo de querer querer y siempre tropiezo con gente que no quiere que la quieran. Es un absurdo que duele como la primera vez. Que me hace mirarme al espejo para concienciarme de mi corporeidad. Prometo que me hacen sentir plana como una fotografía. Y sería aún una lectura más profunda de mí misma si me sacaran de espaldas. No he ido ni he vuelto. No me he movido de mí misma. Al final siempre paso por la misma intersección para cambiar de camino. Aunque el paisaje ha ido cambiando. Ahora hay una cruz. Me paro a desclavarme a mí misma. Lavo mis heridas. Me pongo en pie pero me vence mi propia pesadez. Es una carga y yo quiero viajar ligera, por una vez. Me acomodo en la orilla del camino y cuando me parezco dormida me abandono. Pero siempre me retorno para completar el mismo ritual. Y se me emploma más el esqueleto cada vez. Cuando sea lo bastante pesada me tiraré al mar. Esa idea me la dio la Segunda Guerra Mundial y sus soldados ahogados por el equipamiento que se les tornó ancla. Yo soy otro soldado más, pertrechado para hacerles la guerra a todos los que no quieren que los quiera.

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